Contaba el ilustrador Ulises Wensell (Madrid, 1945 – Madrid, 2011) que en una ocasión, discutiendo con un amigo suyo pintor, se vio obligado a defender «que también la imagen puede leerse». «Me preocupa que alguien piense que la imagen puede decir exactamente lo mismo que el texto. Yo creo que siempre dice algo más y algo distinto. Por aquello de que la imagen denota y connota significados pero, para hacerlo, no utiliza los procedimientos que pone a su disposición el texto lingüístico. Por aquello de que cada ilustrador elige sus propios sistemas de denotación y connotación, sus propios códigos y subcódigos estilísticos, y puede optar entre muy variadas técnicas y entre muy variados procedimientos de representación y composición. Por aquello de que tenemos cada cual nuestra ‘palabra’ que aportar y nuestra ‘voz’ propia», dijo en relación a su trabajo como ilustrador de libros infantiles. De este modo, y siendo nosotros muy afines a Wensell -que le dio una segunda lectura, entre otras, a varias obras de Gloria Fuertes-, hemos querido explorar esa complementaria forma de contar con el actor y diseñador gráfico -dicho de otro modo: el artista- Rodrigo Arahuetes (Segovia, 1996), a quien le hemos pedido que, por favor, no conteste con palabras a ninguna de las preguntas de esta entrevista, sino con «sus propios códigos y subcódigos estilísticos», como diría el maestro ilustrador.
PREGUNTA: Empecemos por una cuestión sencilla: ¿cuántos Rodrigos Arahuetes existen?
RESPUESTA:

P: Con el que estamos hablando ahora mismo, ¿quién es exactamente?
R:

P: ¿Y qué hace con su vida?
R:

P: ¿Hasta qué punto se complementan todos estos Rodrigos Arahuetes dentro de ti? El sintiente, el pensante, el ejecutante…
R:

P: ¿Es este desdoblamiento de la personalidad algo característico del siglo XXI? ¿De qué modo definirías el tiempo que nos ha tocado vivir?
R:

P: ¿Cómo te gustaría que fuera el futuro? Por ejemplo, ¿cómo te gustaría que fuese el siglo XXII?
R:

P: Dedicándote al teatro y al diseño, ¿cuál dirías que ha sido el mejor papel que te ha tocado interpretar encima de un lienzo en blanco?
R:

P: ¿Y el más difícil?
R:

P: Tu última colección de ilustraciones lleva como título ‘No tiene’ y trata sobre la ausencia. Siendo conscientes de que tu trabajo te llena, ¿qué cosas te vacían?
R:

P: La serie anterior se llamaba ‘Cansado de odiar, te amo. Cansado de amar, te odio’. Desde luego, son dos categorías extremas: ¿qué matices podemos encontrarnos a medio camino entre el odio y el amor?
R:

P: Cuando supimos que íbamos a mantener esta entrevista, y conscientes de que preferíamos lanzarnos a ciegas a la redacción de las preguntas, sin profundizar demasiado ni en tu obra ni en tu biografía, sí que es verdad que le pedimos a Luis Sorolla un pequeño audio introductorio. En él, una de las muchas cosas que comentaba era que «la energía alegre, la positividad y esa forma desenfadada de vivir, con la consciente voluntad de estar en algo alegre todo el tiempo, es algo que me parece muy contagioso y característico [de ti]». ¿Cómo definirías esa alegría?
R:

P: Ahora vamos a lanzarte un reto: dinos algo que no hayas dicho nunca (y que jamás dirías, por supuesto).
R:

P: Y por último: teniendo en cuenta que las letras son «signos gráficos que componen el alfabeto de un idioma», y, por tanto, imágenes propiamente dichas, ¿cuáles son las que conforman tu vocabulario?
R:

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